Cuentos sobre Jean LesBaker, amante y practicante de la Ciencia del análisis y la Deducción, y el Dr. Alejandro Mónaco, su socio y leal confidente. Abanderado de la nueva ciencia detectivesca. Basados en los cuentos y novelas escritas por Sir Arthur Conan Doyle.

miércoles, 9 de marzo de 2011

El extraño caso de la pintura exterior (parte 1)

Desde lo ocurrido con el Sr. Valiente, no muchos casos ocurrieron de suprema importancia para llevar a cabo la investigación minuciosa y así dar con Blackmind y, por ende, Les Miserables.

Jean LesBaker estaba sumido en la gruesa del crimen. No ha parado de visitar garitos de drogas, en conjunto con el comisario Moreno, quien ni una hora de permiso se llegó a tomar, tras su secuestro.

Oficial Martinez
Sin embargo, Jean y el Sr. Valiente se vieron mas de seguido. Doy ciencia cierta de eso, pues el mismísimo Valiente ha visitado el 949C de la calle Piribebuy en reiteradas ocasiones. Pero estas visitas obedecían a momentos ludicos. Siquiera el astuto detective buscaba sacar información de aquel que controlaba para Les Miserables la zona de Lambaré. Decía LesBaker en un momento determinado:

- Sería en vano buscar información con Valiente. No lograríamos algo de importancia.
- Pero, Jean, no perdemos dinero en probar. - Decía yo, en modo de persuadir al sabueso.
- No llegaríamos a buen puerto, mi querido doctor. Intentarlo supondría la perdida de un potencial aliado en la futura lucha que hemos de tener con Blackmind. Pero no se preocupe, doctor. No estoy tan sumido en la penumbra.
- ¿Como es eso, Jean?
- ¿Que tal le suena un te acompañado de Petit Four y crema de castañas? Están por salir del horno.
- Nunca me he negado a sus delicatesses, Jean. Seria tonto negarme ahora.

Mientras merendábamos en el patio de nuestro departamento, cuya bien compañía suponía el día nublado de las 18, Jean abre la discusión.

- Bien, mi querido doctor, he aquí los hechos:

"Cuando visitábamos los garitos de droga establecidos en la Chacarita, descubrimos a un hombre que era el contacto directo entre las mulas y Les Miserables. Tras haber sido detenido en el ligar, fue derivado a Investigación de Delitos.

Ahí, Moreno me cedió unos momentos con el detenido. Su nombre es Miguel Torres. Tiene 27 años. Frondosos antecedentes penales. Orden de captura. Recomendado en el Ministerio de Educación y Culto. Área de Educación Media.

Esta fue la conversación:

- Tienes muchos buenos amigos, Torres, ¿verdad?
- Los suficientes, detective. He sido debidamente avisado de su visita a los bajos mundos. Pero los altos mandos se dieron cuenta que usted estaba perdido de vuelta.
- En realidad, no, Torres. Lo buscaba a usted.
- ¿¡Qué!? - Respondió sorprendido.
- La pesquisa no era para encontrar a alguien especifico. Era a usted.
- ¡Pero...! ¡¿Como!?
- Yo también tengo contactos en el gobierno. Incluso mas poderosos que los que usted tiene, Torres.

'Si le dejaron entrar en el ministerio, fue por causa de mi contacto. Usted es un animal escurridizo, Torres. Sin embargo, sabía que Blackmind necesita un contacto de confianza en el gobierno, y tiene que ser alguno que tenga la destreza del camaleón. Además, debe ser un entendido en el negocio de los estupefacientes. Tiene que ser un recomendado del Senador Alcides Mereles, un gran amigo de Blackmind. Era tan solo cuestión de tiempo. Aparte, se algo que yo se que el no sabe. Quiere que le cuente, Torres?'

En ese punto, el mal viviente dejó escapar una gota de sudor frío.

- Se que Blackmind me controla a través del gobierno. Se que el me controla, específicamente, a través de la policía.'"

- ¿¡QUE!? ¡NOS HA CONTROLADO TODO EL TIEMPO! - Atiné a decir, sorprendido y asustado.
- Asi es. Y a mi no me sorprende ese hecho, sino que no me di cuenta antes.
- ¿Pero como se podría dar cuenta, Jean?
- Sencillo, doctor. ¿Quien mas que un policía entraría a la oficina de Moreno, lo golpearía, drogaría, y lo secuestraría? Solo un efectivo de dichas fuerzas del orden podría tener libertad de acceso a los cuarteles de la primera zona policial. Si no hubiese cometido tal hecho, seguiría en la penumbra.
- ¡Formidable!- Llegué a decir.
- Bien, es así. Blackmind esta cerca nuestro. Y lo mejor de nuestro jueguen, es que le dejaré acercarme, le dejaré que vea algunos de mis movimientos.
- Pero, ¿para qué?
- Para que Blackmind aprenda del mejor, doctor. ¿Para que mas?

Ahi esbozé una sonrisa.

En ese momento, hizo acto de presencia en el 949C de la calle Piribebuy el comisario Moreno y el oficial Martinez, ambos de elegante tenida policial, y con un semblante muy serio.

- Jean, necesitamos que vengas.
- Por supuesto, comisario. ¿Que necesita?
- Tengo ordenes de arrestarte, Jean.
- ¿Como? - Dijo Jean con una mirada de extrañeza, mientras sostenía mi ímpetu de sorpresa, al levantarme estrepitosamente yo del sofá.
- Estas sindicado como el principal sospechoso del robo del oleo "Tabac" de Jean Michel Basquiat, de la exposición en la embajada francesa.

(Continúa en la segunda parte)

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