Cuentos sobre Jean LesBaker, amante y practicante de la Ciencia del análisis y la Deducción, y el Dr. Alejandro Mónaco, su socio y leal confidente. Abanderado de la nueva ciencia detectivesca. Basados en los cuentos y novelas escritas por Sir Arthur Conan Doyle.

domingo, 23 de enero de 2011

Un sabueso llamado Baskerville (parte 2 de 3)

- El comisario.. ¡Ha sido secuestrado!...

Eso retumbaba en mi mente y en la de Jean LesBaker. El comisario Marcelo Moreno, secuestrado.

En la televisión, la noticia era titulo. Incluso se anunciaba que quien llevaba las negociaciones era su amigo personal, el Sr. Jean LesBaker. Una multitud de periodistas se agolpó e hizo guardia frente al 949 de la calle Piribebuy.

Pero no había negociación alguna.

Es mas, no había hecho alguno.
El Oficial Martinez

Solo algo concreto.

El comisario Marcelo Moreno, fue secuestrado.

LesBaker estaba perdido. En sus ojos, un aire de desesperanza estaba bordado. No sabia por donde comenzar.

Bombardeó a cada oficial que hacia oficina en los cuarteles de la primera zona policial. No hubo respuesta positiva.

LesBaker mandaba al demonio la situación.

- ¡Carajo! ¡No puede ser! ¡Ni una sola nota! ¡Ni una sola pista! ¡Algo nunca visto!
- Tranquilo, Jean. Algo encontrarás. - Decía yo, tratando de tranquilizarlo.
- ¡Yo se, Alex! Pero el tiempo apremia... Un secuestro no es algo que tomar a la ligera.
- Lo se. - Respondí.

Jean estaba en una penumbra.

No mucho tiempo después, el oficial Martinez llegó con un objeto.

- ¡Sr LesBaker! Este sobre fue dejado en el cuartel. Es para usted.

LesBaker agarró el sobre. Lo examinó minuciosamente. Sabía que ante los últimos acontecimientos, no podía desconfiarse.

- Doctor, ¿podría confirmarme que este sobre no trae algún elemento químico?

Me pasó el sobre, y lo olfatee. No traía vestigio alguno de algún químico oloro.

- Para mi, no, Jean.

LesBaker abrió el sobre, y encontró una navaja y una nota. El rostro del Detective empalideció.

- Doctor... ¿Reconoce este cuchillo?
- La verdad que no, Jean.
- Es el mismo cuchillo con el que Huan-Chi se suicidó.
- Imposible - Interrumpió el oficial. - El cuchillo está en Investigación de Delitos. Lo se, por que personalmente lo entregué.

LesBaker apartó el cuchillo, dejándolo sobre una mesa, y revisó el contenido de la nota. Decía cuanto sigue:

"Me parece que he sido muy duro, Detective. Parece que no funciona cuando sus emociones están en juego. Bien, eso lo tendré en cuenta más adelante. Por esta vez, le doy una pequeña ayudita. Esta navaja al mar. Que tenga buen día, Detective.
Blackmind."

- Doctor, tengo que salir. Debo llegar al corazón de esto.
- ¿Pido la cena, Jean? - Respondí.
- No hace falta. ¡Nos veremos en una semana, a mas tardar!
- ¡¿Una semana?! ¡Jean, no estará hablando en serio!
- ¡Adiós! No me espere despierto, doctor!

Habían pasado casi una semana, cuando una noche, llego al 949C de la calle Piribebuy, eufórico.

- ¡Alex! ¡Alex! ¡Lo tengo!
- ¿Que cosa, Jean?
- ¡He sido encausado! ¡El único detalle que me faltaba!
- ¡Jajaja! ¡Perfecto! Cuénteme...
- No sin antes, presentarle a una ayuda imprescindible en esto. ¡Pasa, chico!

En eso, ingresa a nuestra habitación un can de aproximadamente 8 meses de edad. De pelo marrón claro, una frente pronunciada, orejas largas y puntiagudas, y un pelaje parecido a un manto de color negro cubriendo su espalda. Un ovejero alemán.

- ¡Un perro! - exclamé.
- No es un perro cualquiera, doctor. Es un rastreador. Aunque su raza no fuese de dichas características, es un excelente sabueso.

El perro me miraba con unos ojos muy abiertos, mostrando empatía hacia mi persona. No pude resistirme, y me acerqué a acariciarlo. Nunca tuve un buen trato con los perros. Pero este comprendió, después de olfatear mi mano, que no iba a hacerle daño. Recibí un afectuoso "beso", si quisiera llamarlo así.

- ¿Y como se llama este perro, Jean?
- Su nombre es algo inusual. Su nombre es Baskerville.

(Culmina en la tercera parte)

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