Cuentos sobre Jean LesBaker, amante y practicante de la Ciencia del análisis y la Deducción, y el Dr. Alejandro Mónaco, su socio y leal confidente. Abanderado de la nueva ciencia detectivesca. Basados en los cuentos y novelas escritas por Sir Arthur Conan Doyle.

sábado, 22 de enero de 2011

Un sabueso llamado Baskerville (parte 1 de 3)

No habían pasado mas de 2 semanas desde el caso del "Estudio en Azul Marino", que dio pie a mi conocimiento de las habilidades magistrales del Sr. Jean LesBaker. Valía la pena, mi querido lector, que si quiere conocer gran parte de las capacidades de LesBaker, recurra a la novela llamada: "Estudio en Escarlata". Sin embargo, eso no es concluyente. Como lo había dicho, era un digno objeto de estudio.

Desde que Huan-Chi se suicidó, me puse a investigar cada acción y comportamiento de mi compañero de cuarto. Cada vez que conversábamos, también traía un pequeño anotador en el que iba adjuntado ciertos elementos. En dos semanas, tenia conmigo un análisis de las destrezas de Jean.

Aunque tenía pocos conocimientos o nulos acerca de algunas ciencias teorías como la economía, o la política, su noción de la medicina anatómica, la ciencia forense, y elementos que puedan ayudar a esas ramas científicas eran altos.

Botánica, Geología, Criminología, eran increíblemente altas en conocimiento. Asi mismo, la cantidad de noticias que tenia guardada para si, y en una hemeroteca, fácilmente llegaban a la edad de 60 años de antigüedad. Noticias de sangre, o policiales, eran la media mas alta.

Los libros que componían nuestra biblioteca podrían ser clasificadas en Medicina y criminología. En la botánica, sus conocimientos sobre venenos eran altísimos. En la criminología, aunque no poseía conceptos seguros sobre sociología y psicología, era un experto en la seguridad del hecho, para no decir conjetura. Al final de sus presunciones, entra en juego la criminalistica. Según me hizo llegar una vez, en eso yo soy de vital ayuda, ya que al determinar las causas de la muerte, el conjetura el episodio.

Esas herramientas son las que componen su llamada Ciencia de la Deducción. Y lo hacen el mejor en su oficio, el ser un Detective consultor.

El Comisario Marcelo Moreno
Sin embargo, Jean LesBaker tenia su contra. Sufría un desorden llamado Síndrome de Asperger, pero en una baja determinación. No salía mucho. Solo cuando había un caso, o investigaba sobre Les Miserables. No tenia muchas amistades. In facto, no tenía amistad alguna. Los únicos quienes entraban en nuestro apartamento eran el Comisario Principal Marcelo Moreno y el Oficial Martinez, a mas que uno u otro extraño quien traía un caso particular.

En las dos semanas consecutivas a Estudio en Azul Marino, pude ingresar al cuarto de LesBaker. Ahí pude ver un pequeño juego de química. A la vez, observé a LesBaker tendido en la cama, en pijama, con los ojos entreabiertos y la boca abierta. Su respiración era pobre, pero con grandes suspiros. Tenia claros vestigios de haber ingerido algo.

Al acercarme a la mesa donde se encontraba el juego de química, y pude distinguir entre ellas, una ampolla y una jeringa. La ampolla era incolora, y al abrirla, no tenía olor. Primero supuse que era suero, pero cuando me iba a acercar a tomar un poco para salir de mi duda, fui alertado por LesBaker, quien estaba volviendo en un estado de consciencia.

- ¿Que hace en mi habitación? - Preguntó LesBaker
- Usted me ha llamado. ¿Le sucede algo?
- ¿Me sucede algo, atreve a preguntar? ¡Claro que me sucede algo! No pasa nada, mi querido doctor. ¡No pasa absolutamente nada! ¡Dios! ¿Como puede no aburrirse usted en esta ciudad?
- Me gusta la calma.
- A mi también. Pero no en dosis tan altas. Por cierto, y hablando de dosis, no le recomiendo que ingiera esa pequeña ampolla.
- Por cierto, ¿que es, LesBaker?
- Es una pequeña ayuda que tengo para hacer pasar el momento.
- ¡Droga! Tenga cuidado...
- ¡No me diga que hacer, Alex! Siempre lo tuve, así que es absolutamente redundante que me diga eso.
- Se lo digo, por que me preocupo por usted, Jean.

El rostro de Jean LesBaker cambió completamente. Si antes mostraba euforia, cambió a amor fraternal.

- Gracias, Alex. Creo correspondiente decirle que es, ya que no puedo andar con secretos. Es Ácido hidroxibutirico.
- Ácido hidroxi... - Pensaba, y no paso mas de medio segundo cuando encontré la respuesta - ¡GHB! Eso no se comercializa aquí en Paraguay. ¿Como lo consiguió?
- Con la formula. Contiene 4 Átomos de Carbono, 8 de Hidrógeno y 3 de Oxigeno. Además usted sabe que el disparador del GHB se encuentra en nuestro cuerpo. No me costó nada el sintetizar la droga. En vía parenteral, su efecto es mas sentido.

Aunque no dije palabra al momento, me di cuenta de lo que ocurría. El GHB es una droga que causa euforia, y es utilizado en fiestas electrónicas. Pero no tenía noción de que se podía encontrar en nuestro país.

No habían pasado ni 10 minutos del hecho cuando LesBaker salió de su cuarto, y se prestaba para salir.

- Jean - le interrumpí.- ¿Por que el GHB? Es muy potente. Y puede causar deterioro al sistema nervioso.
- Lo se, mi querido doctor. Pero a mi me ayuda a pensar. No me tome por drogadicto. Es que, sin algo que hacer, no hay peor cosa que pueda afectar tanto a mi cerebro como el estar quieto. Siento que toda mi mente se atrofia, causal de la falta de ejercicio.
- Entiendo, Jean. Pero igual es una excusa muy pobre. Aunque no podré cambiar su mentalidad, le pediré cautela.
- La tendré, Alex. No se preocupe.

En eso, nuestro timbre sonaba con desesperación. Era el oficial Martinez.

- ¡Sr. LesBaker! ¡ Pronto!
- Relájese, Martinez - manifestó Jean. - Pase, tómese un te y cálmese. ¿Que sucede?
- Es... Es... ¡El comisario Moreno!

Ahi fue cuando mi rostro y el de Jean LesBaker cambiaron a un tono de desesperación.

- Habla, Martinez - Respondió el detective.- ¿Que sucede?
- El comisario... ¡Ha sido secuestrado!

(Continúa en la segunda parte)

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