Cuentos sobre Jean LesBaker, amante y practicante de la Ciencia del análisis y la Deducción, y el Dr. Alejandro Mónaco, su socio y leal confidente. Abanderado de la nueva ciencia detectivesca. Basados en los cuentos y novelas escritas por Sir Arthur Conan Doyle.

miércoles, 19 de enero de 2011

Un Estudio en Azul Marino (Parte 1 de 2)

No pasó mucho tiempo desde que tuvimos el primer encuentro entre Jean y yo. Al día siguiente de revisar las habitaciones que componían el 949C de la calle Piribebuy, dispusimos la firma inmediata del contrato. En menos de dos días, ya teníamos casi todo lo necesario.

El habitáculo era bastante amplio. Una sala comedor espaciosa, un pequeño patio, dos habitaciones, una cocina amoblada, baño amplio, un pequeño patio y habitación de servicio contemplaba toda la planta baja. Entrabamos al departamento a través de un angosto pasaje, y presto.

Facsímil del rostro de Jean LesBaker

El departamento estaba ubicado en la planta baja. Eso suponía el mínimo esfuerzo de mi parte, visto mi herida que aun no estaba del todo cicatrizada. Los dolores eran intensos.

Sin embargo, vivir con LesBaker no era tan caótico como amenazaba. Raras veces estaba dormido hasta las 10 de la mañana, y no lo veía hasta las 10, 11 de la noche. Sin embargo, disfrutaba de su compañía nocturna, y denotábase un aprecio ante mi presencia. Acompañados de su violín y una que otra copa de vino, pasábamos la noche hasta bien entrada la madrugada. Casi nunca lo vi entrar a sus aposentos durante los primeros 2 meses de nuestra convivencia.

En una de esas tertulias, mis nervios al fin fueron calmos, y atreví a a preguntarle.

- Jean... ¿Como supo todo eso de mi?
- ¿Hmm?
- Con solo mirarme, supo decirme quien era, que me había pasado... ¿Como lo hizo?
- Ah, Alex... No me diga que usted no hizo lo mismo conmigo.
- ¿Como así?
- Al verme, adivinó mi estatura, e hizo una descripción de mi fisco. Pues bien, yo hice lo mismo, solo que de forma mas extensa.
- Cierto.
- Pero el resto han sido una cadena de elementos demasiado obvios como para ser olvidados.
- No te entiendo.
- Hmm... Se nota que no es la única pregunta que tienes.
- Asi mismo.
- Bien, creo que es momento de asincerarnos. Hace 2 meses te mostraste sorprendido cuando dije que eras un doctor del ejercito y herido en acción. Bien, he aquí los hechos:

"Cuando entraste a la habitación con Manuel, supe de inmediato que eras medico, por dos motivos: la primera, al escuchar los disparos ingresaste directamente a la morgue, eso quiere decir que conoces este lugar, y Manuel no tiene amistades que no sean médicos. Eso da la primera deducción: es medico y forense. Como supe que eras militar, mas sencillo aun: tu porte. El militar solo se para de una manera erguida, mostrando mandato y preponderancia, ademas de tu frase " Bueno, eso ha sido interesante", clichés que solo dice alguien con un alto sentido del sarcasmo. Eso quiere decir que al ser una persona sarcástica y tu porte militar, indica que tienes un rango bastante considerable. No es menos que sargento y mas que coronel. Única opción, capitán del ejercito. Ahora, estas herido. Sencillo: cuando estas de pie, tu cuerpo se inclina hacia la derecha. Eso quiere decir que el problema es para ese lado. Cierras el puño izquierdo, y mantienes abierto el derecho. Respuesta psicosomatica. Dificultad para respirar en el costado derecho. Bingo. Fuiste herido en el costado derecho. ¿Donde un militar paraguayo puede recibir una herida de tales magnitudes en servicio activo? Eres Capitán. Estabas dirigiendo una acción. 18 de mayo del 2009. Publicación en los diarios: Militar paraguayo cae herido en convoy en Irak. Único caso. Fuiste herido en Irak."

- ¿Y la pelea con mi hermana? - Atiné a preguntar
- Mi querido Alex... Eso es mas sencillo, que bordea lo absurdo y tonto:

"No tienes joya alguna, fuera de un anillo en el dedo medio y una cadena grabada en el cuello. El anillo es tuyo, ya que es grueso, con una esmeralda y bañado en oro. Barato, comprado en una joyería en un precio oscilante en 15.000 a 30.000 Gs. Sin embargo, la cadena no. De plata pura, con minúsculos garabatos que pueden ser leídos al acercarse. Mucho lujo para una persona que se precia de ser tacaña hasta el cansancio. Reza la inscripción: 'Sorry. Espero me perdones. TQM. Mary'. Lo leí cuando te acercaste a mi, en la morgue. Mary. Diminutivo de Maria. ¿Pareja? No, no corresponde el texto. Aun hay amor entre ambos. No confundir amor con amor fraternal. Si hubiese sido pareja: En vez del TQM una frase mas fuerte: 'Te Amo'. Familiar cercano. Hermano. No, hermana. 'Espero me perdones': Indica pelea no solucionada. Pero aun esta fresca. Collar limpio. El interior de las uniones de la cadena aun permanecen libres de las afecciones a la intemperie. No ha sido pulido. Fecha: aproximadamente 2 a 3 meses. Contacto esporádico. Cada 2 meses. Afecto. No se lo saca. La recuerda, pero aun no consiente la disputa".

No podía hablar de lo anonadado.

- Eso... Fue en extremo sorprendente.
- Agradezco la cortesía, Alex.
- No es cortesía. Es realidad. Es brillante, magnifico.
- Extraño...
- ¿Que?
- No es la respuesta usual.
- ¿Y cual es la respuesta usual?
- "Te podés ir a la ..."

Estallamos en una risa contagiosa, que ameritó que el inquilino de arriba baje y nos pida un poco de silencio.

La siguiente pregunta me hizo entender una cuestión puntual.

- No tienes un trabajo fijo, así que seguro eres un jornalero... ¿Un investigador privado, quizás?
- Cerca, Alex. Soy un detective consultor. El segundo en todo el mundo.
- ¿Y quien fue el primero? ¿Y en que consiste ser un "detective consultor"?
- Sencillo, Alex. Cuando la policía tiene un caso sin resolver, es ahí cuando acuden a mi. Es una media. Nunca encuentran el rastro. Entonces yo aparezco.
- Me suena a aficionado, Jean. Y la policía no consulta a aficionados.

Mi compañero de vivienda lanzó una escueta sonrisa.

- Me habías preguntado quien fue el primer detective consultor. Bien, es un pariente mio. Un ascendente. Vivió entre los siglos XIX y XX. Nacido en 1854, fallecido en 1925. Retirado del oficio después de un acto de contra espionaje preparado durante la primera guerra mundial, hacia 1915. Es mi tío bisabuelo.
- ¿Su nombre?
- ¿Es de leer, Dr. Mónaco?
- Por supuesto.
- ¿Novelas?
- Las policíacas.
- Entonces sabrá de quien me refiero.
- No me estará hablando de...
- ¿De quien, Dr. Mónaco?
- ¡Es imposible! El era tan solo un personaje de novelas!
- Pues déjeme decirle que no hay mentira mas grande que esa. Su hermano es mi bisabuelo. Y he aprendido de ellos en cuanto concierne a la Ciencia de la Deducción.
- Me está bromeando, Sr. LesBaker.

Ahí fue cuando este hombre estalló en carcajadas. Sombrías, como la de un hombre maquiavélico preparando su malévolo plan para conquistar el mundo. Debo admitir, queridos lectores, que en esa misma noche, el conquistó el mio.

- ¿Lo ha adivinado, Doctor?
- No puede ser...

Fue cuando el recurre a la biblioteca, y toma un libro. Lo tira sobre mi. El titulo del libro es "Estudio en Escarlata"

- Asi es, Alex. Estas mirando fijamente al ultimo descendiente de la familia LesBaker. Hijo de Marjorie LesBaker, de nacionalidad paraguayo francesa y Howard Holmes Jr., de familia británica. Nieto de Helga Mastraide, de nacionalidad rusa, y Howard Holmes Sr., de nacionalidad británica. Bisnieto de Mycroft Holmes, y una prostituta inglesa. Sobrino bisnieto del mejor detective que jamas haya existido...
- ¡Sherlock Holmes! ¿Es esto real?
- Tan real como usted y yo, mi querido Alex.
- Pero... ¿Como?
- Ya habra tiempo de explicar. Ahora, estaremos a punto de resolver la segunda pregunta. En verdad, tenía razón usted, Doctor.
- ¿Y cual es?
- La policía no consulta a aficionados.

Al terminar esta afirmación, nuestra puerta es tocada. Eran cerca de las 2:30 de la mañana. LesBaker indica al visitante que pase. Era un hombre uniformado. Se identificó como el Oficial Martinez.

- Buenas noches, señores. Vengo de parte de...
- Después, Martinez - Le interrumpió mi compañero. - Hace cuanto...
- Aun no se sabe, señor. Pero el cuerpo recién muestra signos postmortem.
- ¿Quien es el forense?
- Astigarraga, señor.
- Hm. No puedo trabajar con ese hombre. Ok, Martinez. Donde.
- 14 proyectadas y Antequera, al costado de la zanja.
- Iré enseguida. Dígale a Moreno que llegaré enseguida.
- Listo, señor. Disculpe las molestias. Que pase buenas noches.

Al retirarse, LesBaker dio un brinco de felicidad.

- ¡Jajaja! ¡Y yo que me decía que no ocurría nada interesante! Este es el 3º, lo cual indica una tendencia. Doctor, no me espere despierto. Tardaré un momento en atender este asunto.
- Vaya sin cuidado, Jean. Y por favor, continúe con el mote de Alex. Me ha gustado bastante.

LesBaker salió apresurado. Pero antes que pueda sentarme, escuche su voz en la puerta, mientras se colocaba el fedora, se acomodaba el saco y prestábase a encender un cigarrillo.

- Usted es doctor, Alex. Un medico. De hecho, forense. Ha visto varias muertes, ¿verdad?
- Las suficientes.
- Pregunto: ¿Se siente con las energías suficientes para ver uno mas, y de paso comprender mejor mi oficio?
- ¿Y que esperamos? ¡Por Dios, vamos! - Respondí como un niño a punto de comprar una bolsa de dulces.
- ¡Jajaja! ¡Ese es el espíritu! Vamos, mi querido Alex. El juego, ¡acaba de comenzar!

Llegamos a 14 proyectadas y Antequera. Una comitiva policial estaba esperándonos.

Y digo esperándonos, ya que al bajar Jean LesBaker del taxi que nos transportó, todos dieron la vuelta a ver y dar aviso al interviniente, nada mas y nada menos que el subdirector de la primera zona policial, el comisario principal Marcelo Moreno.

El comisario principal era un hombre bajo, de unos 40 años, calvo, con un pronunciado estomago, y ojos color café. Al ver a LesBaker, no hablo mas que la seña de indicación del cuerpo.

LesBaker dijo que el forense, de apellido Astigarraga, debe apartarse de la escena del crimen. Expresándolo en otras palabras:

- Si Astigarraga esta aquí, ten por seguro que se han perdido la mayoría de los datos, Moreno.
- Pues a menos que hayas traído tu propio forense, te toca trabajar con el.

Moreno era intimidante con su 1.65 de estatura. Una figura entre paternal y autoritaria con sus subordinados. Pero no movió un solo pelo de LesBaker. Este, ante las afirmaciones del agente policial, lanzó una escueta sonrisa.

- Pues mire que coincidencia, Moreno. Le presento al Dr. Alejandro "Alex" Mónaco. Medico Forense, y Capitan retirado de la milicia con honores. Nadie mejor que el para acompañarme en estos casos.
- Bienvenido, Doctor.
- Por favor, comisario. Llameme Alex.
- Oh, disculpará mi abusivo respeto, Doctor. Pero yo también fui militar. Y presenté mi retiro con el grado de Teniente Capitan. Entenderá que somos camaradas, y subordinado suyo.
- Y a la vez, comisario, entenderá que en estos momentos soy un civil, y usted una persona al servicio de las fuerzas del orden. En el campo de batalla tal vez sea su superior, pero aqui, no soy mas que apoyo.
- Te encontraste una buena persona, LesBaker. Un hombre con honor.
- De los que pocos abundan, y muchos desean - Indico mi compañero. - ¡Bien! No retrasemos mas el momento.

Al llegar al lugar, vi a un joven, de no mas de 22 años, tendido boca abajo. A lo lejos, Astigarraga gritaba a los cuatro vientos que no contamine la escena del crimen. Jean respondio:

- Callate, So tonto. Disminuyes el cociente intelectual del barrio al abrir la boca. Doctor, le toca mover a usted primero.

Me acerqué al cuerpo. Lo analizé minuciosamente. En menos de dos minutos, me acerqué a los dos hombres parados a un poco mas de dos metros.

- Es un joven de entre 20 a 22 años. La causa de la muerte fue ahorcamiento. No tiene rigidez postmortem, así que calculo que la hora de la muerte fue entre las 23 y 01 de hoy, ya que aun mantiene el temple en las muñecas. Tiene un golpe en la cabeza, en la altura de la región parietal, propinado por un palo o una vara. Pero eso solo causó entumecimiento y póster desmayo. Podríamos decir que no estuvo consciente al momento de ser asesinado.
- Perfecto, Alex. Ha hecho muy bien su jugada. Paramos su reloj, y es mi turno. - Indicó LesBaker.

Le llevó menos de 30 segundos analizar su cuerpo. Luego, ingresó a la web a través de su teléfono celular. Al finalizar, se acerco a nosotros.

- Este hombre es un joven que reside en el barrio Ricardo Brugada. Tenía por empleo portero de una empresa farmacéutica. Se dirigía a su trabajo en bus. Al descender del bus, el asesino lo agarró, maniató, y ahorcó con una toalla. Este hombre no fue asesinado aquí, sino que fue trasladado. Sin embargo, hubo forcejeo. Este chico, de nombre Augusto Perez, que cuenta con antecedentes penales por hurto, robo, y trafico de drogas, habiendo cumplido su condena quiso mantenerse libre. Formaba parte de un cártel que funciona en nuestro país llamado "Los Miserables". Creo que es una forma de retribución ante la traición que realizó Perez contra el cártel, por la deserción.
- Eso fue estupendo - Susurré
- Sabes que piensas en voz alta, ¿verdad, Alex? - Dijo Jean, suave y cerca de mi oído.
- Mis disculpas.
- Al contrario. Sigue haciéndolo.

Al terminar su análisis, Moreno tenía el mismo rostro que yo. Y comenzó la ronda de preguntas.

- ¿Como supiste todo eso?
- Sencillo, Moreno. Se que trabaja en una empresa farmacéutica por el logo de su campera, que era portero ya que tiene un cinturón donde estaba una llave arrancada, un pequeño bolsillo donde guardaba la cachiporra. esta pulcro para adentro, no hay sudor. Eso indica que acababa de salir de su casa. El lugar, sencillo. Si el forcejeo hubiese sido aquí, habria miles de salpicaduras y huellas en el barro. Pero solo hay dos pies, y un camino que indica pies arrastrados. Supe lo de la toalla, por las quemaduras en su cuello. Son mas ásperas que las realizadas por una soga, o un cable. El elemento tenia relieves. Una toalla seca causaría igual herida. .
- ¿Y como supiste que este acto fue cometido por Los Miserables? - Consultó Moreno
- Sencillo - repuso Jean.- Su tarjeta de presentación. La encontré en uno de los bolsillos.

Acto seguido, nos mostró una tarjeta. No había en ella palabra impresa alguna. Pero estaba coloreada.

- Es azul pálido - atiné a decir.
- No, pero cerca, Alex. - Me corrigió el sabueso.- Es azul marino. Y si no me equivoco, Moreno, este mismo objeto fue encontrado en las otras dos victimas. ¿No es así?
- Así mismo, LesBaker. Pero no encuentro la correlación.
- ¡Jesús! ¿No hicieron pruebas a las otras tarjetas?
- No vimos la necesidad.
- Pues yo si. Me hice de una de ellas, en uno de mis recorridos nocturnos hace unas semanas, y lo sometí a algunas pruebas. He aquí el resultado, prácticamente demostrado: Alex, acércame tu caja de cigarrillos. Moreno, pídale a Astigarraga una solución de alcohol al 40%.

Cuando Moreno se retiró a buscar el pedido, me resultó extraño el método de Jean. Cuando iba a consultarle  que es lo que tenia en mente, interrumpió mi habla y con la mano me hizo un gesto de espera. Raudamente llegó Moreno con el pedido de LesBaker, y este ya había sacado el papel metálico de la caja de cigarrillos.

- Observen detenidamente, señores. - sentenció LesBaker - Tal vez aprendan algo esta noche.

Derramo unas 4 gotas de la solución en la cara blanda del papel metálico, y lo frotó suavemente por la tarjeta. Luego, sopló delicadamente la parte húmeda de la tarjeta. Una reacción química ocurría en la misma. Dos oraciones que antes no estaban, se hicieron visibles., mientras Jean disfrutaba del asombro grabado en mi rostro y en el de Moreno.

En la tarjeta rezaba esta frase:

"Somos Les Miserables.
No perdonamos, no olvidamos".

LesBaker aguardaba pacientemente mi reacción, que no se hizo esperar.

- Sorprendente - dije, para regodear el ego de mi compañero - Pero... ¿Como...?
- Química Básica, Alex - Interrumpió Jean. - La solución al 40% frotada en la tarjeta, en conjunto con el dióxido de carbono proveniente de mi cálido aliento resultó que el papel se oxide, causando la visibilidad del texto. Es equivalente a mojar con jugo de limón un papel, y después pasarlo por una secadora, pero es un poco mas compleja esta tarjeta. Aunque, debo admitir que al enterarme de la manera mas simple de descubrir este truco sobrevino maldiciones de parte mía. No requirió mas de dos intentos.
- Pero - pregunté - ¿como sabias que había un mensaje en el papel?
- ¡Ah!, he ahí la parte complicada. Tiene un pequeño relieve, casi invisible, producto de la pluma con la que fue escrita. A mano. Una mano con temple de seda, pero que no dudaría dos veces en utilizarla para asestar un golpe mortal. Dediqué dos días a encontrar ese pequeño relieve, dos días contando desde el segundo asesinato.
- Serias tan útil como oficial de policía - refunfuñó Moreno. - Pero tiene razón. Hubiésemos dedicado mas tiempo al estudio de las pruebas. Los Miserables son un grupo escurridizo. Una excelente organización, bien estructurada, pero al servicio de intereses que nada tienen que ver con el bien común. Difícil de penetrar. Difícil de erradicar.
- Cierto - dijo LesBaker - Pero no contaban con algo.
- ¿Con que? - cuestionó Moreno.

LesBaker respondió con un seco, pero potente

-Conmigo.

Mientras nos acercábamos al taxi, LesBaker estaba en silencio, mientras yo entablaba una amena conversación con mi compañero en armas. Al llegar al inicio de la barrera policial, LesBaker rompió el silencio.

- Moreno, nos vamos. Pero si no es de tu molestia, quisiera tener a Martinez a mi entera disposición. Al menos, hasta que atrapemos a la asesina.
-No tengo prob... - Moreno se mostró sorprendido - ¡¿QUE?! ¿Asesina?
- Por supuesto. De las tres personas, solo uno ofreció resistencia. ¿Me equivoco? Esto significa que a quien buscamos es a una mujer. Simple deducción: A la mujer le es mas fácil entablar en confianza. Esto fue su modus operandi con las dos primeras. Sin embargo, la tercera victima conocía a la persona. Eso me remite a las pisadas. No hace poco tiempo, se publicó un libro llamado "Biomecanica, Medicina y cirugía del pie". En ella, nos explica que cuando es un hombre, el talón es el mas hundido en ese terreno. Sin embargo, la mujer hunde mas la parte del frente, producto del uso muy reciente de zapatos de punta. En ella, es importante resaltar su condición social. Ha salido de una pobreza para ser adinerada. Prueba nuevos estilos. Un Stilleto, diría yo. El barro, mis queridos señores, es la mejor plastilina que nos da la naturaleza. Cuando ven las pisadas de los oficiales, verán que la hendidura del talón es mas pronunciada. Sin embargo, en la de ella, es el frente de la huella cual se hunde más. Pisadas, confianza, nos indica la presencia de una mujer quien usa recientemente zapatos de aguja recientemente.
- ¡Sorprendente, Jean!
- Gracias, Alex. Ahora, atiende bien, Marcelo.
- Como siempre, Jean. - Esta fue una de las pocas veces que oí a los dos tutearse. La confianza entre ambos era enorme, cosa que le explicaré mas adelante, queridos lectores.
- Buscamos a una mujer de entre 22 a 25 años. Mide entre 1.78 y 1.80. Tiene una cojera pronunciada, producto del forcejeo y golpe propinado por el fallecido Perez. De físico pronunciado, especialmente en los brazos. Después te tendré mas datos, Marcelo. ¡Adieu!
- Adiós, Jean - Se despedía Moreno.

Antes de subir al taxi que nos aguardaba, Moreno paró mi marcha, y acto seguido hizo la venia militar. Correspondí el saludo, por ser superior en la cadena militar, y por el honor que este señor inspiraba.

- Interesante - comentó Jean. - Solo faltan unos pocos datos mas, y estaremos listos.
- Es buen hombre el comisario - Indiqué.
- Moreno es lo mejorcillo que tiene la Policía Nacional. Honor, lealtad, respeto. Valores que muchos policías han perdido, Alex.
- Igual que Martinez.
- ¡Ah! Martinez desea ser detective. Y es por eso que pidió ser una especie de nexo entre mi y la fuerza policíaca. Tiene una suerte de admiración hacia mi persona.
- Como supongo que me dirás que este será un tema de conversación para mas adelante, sigamos con esto.
- Acertada presunción, Alex. ¡Chófer! ¡Al 848 de la calle Piribebuy! Lo mas rápido que se pueda, ¡o no habrá propina! Tengo la sensación, mi querido Alex, que hoy la justicia volverá a prevalecer.
- Asi espero, mi buen amigo.

En ese momento acaparé la atención de mi compañero.

- ¿Me ha llamado "Amigo", o escuché mal nada mas, Alex?
- No, Jean. Lo he llamado "Amigo", pues así lo considero.
- Pues no me queda otra que devolverle el favor y agradecerle, mi querido amigo.

Me resulto extraño, y no oculté mi curiosidad al hacerle esta pregunta:

- ¿No ha tenido amigos antes, Jean?
- Lo mas cercano a eso, mi querido Alex, ha sido Moreno. Pero puedo ver que ha sido desplazado. Nadie me ha llamado "amigo" antes. Usted tiene el privilegio de ser el primero.
- Y deberé decir: ¡Tremendo privilegio! Me alegro que me considere un amigo.
- Usted es mas que eso, Alejandro. Es un confidente, es un amigo, es un familiar. El derecho de piso ha sido pago.
- Gracias por el cumplido, Jean.
- No hay por que, Alex.

Y así nos dirigíamos a nuestros aposentos, sito en el 949C de la calle Piribebuy, prestos a tomar un ligero descanso, y a proseguir con esta aventura, que a decir de Jean LesBaker:

- Esto es solo el comienzo. Vaticino una larga disputa entre nosotros dos, y esta organización. Y no terminará hasta que uno de los dos caiga rendido. ¡Y juro por Dios y mis antepasados que no seré yo!

(Culmina en el próximo)

1 comentario:

  1. Me gustaria conocer sus opiniones sobre el primer caso. Tomense un poco de tiempo. Gracias!

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